Las sonrisas
brillantes son tendencia absoluta. Desde la pantalla o las tapas de revistas,
los famosos ostentan dentaduras impecables y verdaderamente irreales. ¿Qué hay
detrás de este fenómeno que obsesiona a los argentinos? Pros y contras de la
búsqueda del blanco perfecto.
Avisos que
prometen dientes impecables e imposibles (¡producto del PhotoShop!), famosos
que muestran sonrisas brillantes y, en muchos casos, antinaturales, bocas que
exceden la perfección… Todo tiene influencia en el modelo estético dominante y,
peligrosamente, está derivando en una nueva obsesión: el blanco perfecto.
Es lógico
querer verse bien, pero cuando esto se convierte en una manía que pone en peligro
la salud ya deviene en un problema. “En los últimos tiempos, estamos
notando un incremento en lo que se ha dado en llamar Blancorexia, que no es
ni más ni menos que la obsesión por tener los dientes blancos”, explica Oscar
Barboza, odontólogo especialista en rehabilitación oral y estética dental.
Lejos de las caries, las limpiezas y los brackets, actualmente las visitas
odontológicas se inclinan de manera notable hacia la cuestión estética. “De
cada 10 consultas, más de la mitad son por el color o la forma de los dientes”,
detalla Barboza a la hora de analizar las estadísticas.
El peligroso camino al ideal
Con
tal de alcanzar el objetivo todo vale: fundas de porcelana sobre dientes sanos
que hay que desgastar sin ninguna necesidad, blanqueamientos con peróxidos
repetidos constantemente y hasta la compra de productos que se venden en
Internet y que se aplican sin la intervención de un profesional.
La
Blancorexia es un tema que merece una atención especial porque atenta
contra la salud de quienes la padecen. Es una patología cada vez más frecuente
ante la cual los odontólogos deben estar alerta, haciéndoles saber a sus
pacientes que no todo es válido ni saludable a la hora de lucir una sonrisa
radiante. “Cuando algún paciente pide alguna cosa que pone en riesgo su salud
dental, el profesional debe hacerle conocer los riesgos que corre para que tome
conciencia. Es esencial, además, explicarle todo lo que sí se puede hacer
para tener dientes blancos y, por sobre todo, sanos. Es natural que se disfrute
teniendo una sonrisa linda, armónica y blanca, pero se debe evitar caer en los
extremos o correr el riesgo de perder las piezas usando productos que no
son buenos para ellos sólo con el fin de tener una dentadura blanca”, dice el
profesional.
La blancorexia es una patología que, como tantas
otras, necesita un tratamiento psicológico y un cuidado especial de los odontólogos. En
general, se da en pacientes que se encuentran deslumbrados por publicidades
(que fueron retocadas), lo que genera que pidan más y más sesiones para
aplicarse peróxidos y, en algunos casos, cuando el profesional se niega a
realizarlas, las compran de manera irresponsable por Internet. “Cuando se abusa
de los tratamientos se llega a producir daños en la
matriz del esmalte, al interior de cada pieza y en la
penetración pulpar, lo que afecta el paquete vásculo-nervioso dentro de los
dientes, produciendo la muerte de los mismos”, analiza el doctor Barboza. Y
agrega: “La mejor forma para aclarar la dentadura es mediante las técnicas
utilizadas por los odontólogos en el consultorio. Para lograr un resultado
efectivo y rápido, el profesional puede realizar una o dos aplicaciones de
peróxidos de hidrógeno. También pueden blanquearse los dientes en forma
ambulatoria por el uso de férulas o guardas oclusales blandas provistas por el
dentista”.
¿Y
qué pasa en el caso de las carillas? “Con respecto a las carillas dentales, que
hoy están muy de moda, deberíamos tener en cuenta que es un tratamiento
invasivo para el diente ya que debe realizarse un desgaste mínimo (pero
desgaste al fin), del esmalte dentario ya que de no realizarlo estaremos
generando escalones en el borde de la encía que no son compatibles con la salud
de la misma. Es un muy buen recurso para utilizar cuando los dientes tienen
defectos o pigmentaciones que son permanentes e intratables con otros
métodos (fluorosis)”, responde el especialista.
Algunos consejos
Existen
unos 20 tonos de esmalte dental, ninguno de ellos es de blanco absoluto. El
color depende de las razas (los negros, por ejemplo, tienen dientes más blancos
y, además, se suma el contraste con la piel oscura), de la genética, de los
alimentos que se ingieren y de la edad. El mal hábito del cigarrillo es una de
las causas más importantes del oscurecimiento de los dientes así como
algunas medicaciones. También los alimentos con colorantes o bebidas tales como
el café, el mate, el té y la remolacha, entre otros, van manchando la
superficie dentaría día a día.
Es frecuente notar que nuestros
dientes, por alguna de estas razones, se ven amarillentos o manchados. Y es muy
válido, en estos casos, hacer algo para resolver el problema. Pero es
fundamental, también, hacerlo con responsabilidad. “Los blanqueamientos
dentales realizados en el consultorio o el ambulante indicado y controlado por
un profesional jamás perjudicarán al paciente. Lo que nunca se debe
realizar son tratamientos caseros. No valen las
recetas de la abuela ni las compras en la web”, insiste el
doctor Barboza.
¿Qué
hace un blanqueamiento dental? Estos tratamientos eliminan los pigmentos de la
superficie del esmalte y generan ese aclaramiento que buscamos, pero siempre
hay que tener como premisa no abusar de los mismos. Es posible hacerlos una vez
al año para mantener nuestra dentadura limpia y saludable.